lunes, 19 de septiembre de 2011

Salto al vacío

Miré hacia el suelo y me asusté. La distancia era terriblemente exagerada, tenía tanto miedo... Miraba las alas y me preguntaba que cómo podrían aguantar tanto peso, soportar ese lastre en el aire no era una tarea fácil, pero si tantos otros lo han aguantado ¿por qué iba a ser distinto en esta ocasión?

Vi pasar a otro en la distancia, parecía tan ligero, incluso daba la impresión de que lo pasara bien, pero yo no estaba segura de lo que iba a hacer. Llevaba mucho tiempo pensando en que tarde o temprano tendría que volar, pero había llegado antes de lo que creía. El tiempo había pasado muy deprisa y necesitaba un poco de fuerza o de ánimo, algo que me hiciera sentirme segura para dar el último paso, el que me llevara hacia el borde del precipicio y me ayudase a levantarme en el momento de caer.

Aunque el riesgo de estrellarme estaba ahí en una proporción del cincuenta por ciento, me armé de valor y salté. No me acompañaba nadie, no esperaba tener que hacerlo sola, pero los demás se habían ido ya y sólo quedaba yo por salir. Sentí que no les importaba, porque sabían el miedo que tenía y aún así me dejaron la última. Me daba igual, no les vería más, podía conocer a muchos otros, irme muy lejos.

Tenía libertad para hacer lo que quisiera. Y sin darme cuenta, pensando en todo esto, estaba volando. Pero en el momento en el que fui consciente de ello me asusté y empecé a caer en picado. Mis alas no reaccionaban, era como si me hubiese quedado paralizada y en pocos segundos choqué contra el suelo. Tengo miedo... Y duele mucho. No sé si podré volver a mi nido, pero tampoco tengo ganas de intentarlo. Me quedaré aquí un rato, a ver si se acaban el temor y el frío que recorre cada una de mis plumas.
Quizás entonces me decida a intentarlo otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario