sábado, 14 de diciembre de 2013

Breve reflexión sobre el cine navideño

Tras meses de ardua investigación, análisis y conversaciones con expertos en la materia paso a mostraros los resultados de mi estudio titulado “El cine navideño y cómo retrata a la perfección las historias de la familia media”.


Todos hemos visto en alguna ocasión esas películas navideñas repetidas hasta la saciedad durante tan señaladas fechas en la televisión. No sólo hablo de películas con actores más o menos conocidos, sino también los típicos telefilms de Antena 3 que nuestras madres, abuelas, suegras, etc. , más tarde o más temprano nos han hecho tragarnos, protagonizados por actorzuelos de dudosas cualidades artísticas y que suelen tratar los mismos temas. Véase:
1-      Familia que se lleva mal a lo largo de todo el año va a cenar a casa de los abuelos o alguno de los tíos. La noche comienza mal, todos se pelean, se miran con cara de odio, a veces incluso se lanzan comida, pero ¡OH! Por arte de magia (claro, es navidad, magic is in the air) todos acaban amándose, trinchando el pavo juntos y cenando amorosamente mientras se abrazan y cantan villancicos. Falalalalaa lala-la-la.

2-      No sé sabe bien cómo, Santa Claus acaba estrellándose contra el tejado de una casa, o con un disparo en el trasero por parte del padre de familia porque pensaba que era un ladrón, o directamente muerto tirado en el nevado jardín de una casa americana de clase media. Es en este momento cuando el padre de familia (sí, siempre es el padre de familia el que tiene la culpa, lo siento, no lo he inventado yo) tiene que o bien realizar la tarea de Santa durante el año presente, o bien convertirse en él  por siempre jamás porque se lo ha cargado. Esto trae consigo el consiguiente agobio porque claro, ¿cómo va a creerse que la ha cagado y tiene que sustituir al verdadero Santa Claus? Eso tiene que ser una broma de mal gusto. En el momento que se da cuenta de que no es una broma llega la siguiente pregunta: ¿por qué cojones le ha tocado a él esa suerte? Y cuando finalmente acepta su terrible destino, llega la pregunta final, la crucial, la que sin duda alguna más atormenta al protagonista: ¿cómo va a repartir los regalos a todos los niños del mundo en la madrugada del 24?
No se sabe cómo pero al final milagrosamente realiza la tarea con ayuda de Rudolph y los demás renos y todos los niños son felices con sus regalos y él también porque ha terminado la noche y ya puede descansar.

3-      El pobre padre que llegado el día de Navidad se ha dado cuenta de que NO tiene regalo para su hijito adorado. “¡OH DIOSES, NO HE TENIDO TIEMPO ESTOS 11 MESES Y MEDIO PARA COMPRAR EL SUPER ROBOT VOLADOR LANZAMOCOS A MI PEQUEÑO MONSTRUITO! ¡CORRERÉ A LA JUGUETERÍA MÁS CERCANA PARA PELEARME CON LOS DEMÁS PADRES REZAGADOS Y CONSEGUIR EL ANSIADO REGALO!”
Todos sabemos que al final compra el muñecajo, pero lo de ese hombre no es sufrir, porque no sólo recibe la bronca de su esposa (que por supuesto no tiene culpa de que el niño no tenga regalo, ella sólo es la pobre madre, ¿qué hace ella comprando los regalos?), se pelea con otros padres en la tienda, puños incluídos, para poder conseguir el juguete y aguantar llantos de niños mimados como el suyo que acompañan a sus padres, sino que también acaba con algo roto o un ojo morado, pero el amor de su hijo vale todo el sufrimiento que ha tenido que pasar.

4-      El último gran argumento de las películas navideñas es sin duda el personaje amargado que quiere fastidiar la navidad a los demás o directamente robarla. Es una figura muy socorrida, que de una forma u otra ve sus malvados planes truncados y acaba arrepintiéndose y siendo tan amoroso como un gatito con un lazo rosa. Vaya malo de pacotilla, que es un cascarrabias, que odia a la sociedad, que qué asco de villancicos, que cuánto hijo de puta suelto tocando a mi puerta para que le dé el aguinaldo, pero al final…
“- La navidad es una fecha presiosa, paz y amor para todos, siento mucho haber intentado aguaros la fiesta. :’(
- No te preocupes ex-malvado-ahora-llorón, todos te queremos y te acogemos con los brazos abiertos.”
¡Oooooh cuánto amooooor! Y todos llorando de felicidad y otra vez cantando villancicos abrazados.

Otros escenarios recurrentes que podemos ver en todas las películas son:
A niños pidiendo deseos absurdos sentados sobre las rodillas de hombres disfrazados de Santa Claus en centros comerciales;
Enanos ayudantes de Santa correteando para un lado y para otro;
Niños huérfanos que encuentran una familia, claro, es que es navidad y ya se sabe, hay mucho amor que dar, pero la historia post-año nuevo no nos la cuentan… Seguro que le dan una patada en el culo al niño (con todo el amor que les ha sobrado de las navidades) y lo mandan de vuelta al orfanato;
Renos. Bueno, Rudolph, porque en el fondo… ¿quién se acuerda de cómo se llaman todos los demás? A nadie le importa. Rudolph tiene hasta sus propias pelis, FUCK YOU resto de renos, no lo petáis tanto como Ruddy, que tiene también canción en la que le dejáis de lado por tener la nariz brillante y luego Santa le hace reno principal porque si no fuera por él no vería una mierda entre la niebla. Superad eso renos sin nombre;
Muchas luces y colorines que casi provocan epilepsia;
Villancicos a tutiplén;
Niños repelentes que se quedan solos en casa y se la lían a unos ladrones (YA);

Y ese maravilloso etcétera que nos proporciona el cine navideño, ese que todos hemos disfrutado en algún momento de nuestras vidas y que sin duda alguna anima y alegra el corazón con sus azucaradas situaciones.


¡Felises fiestas! J

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